Derecho en la existencia humana

Decir Filosofía del Derecho es, en una primera y generalísima aproximación, tanto como decir la búsqueda más profunda de lo que el Derecho es en la existencia humana. Mi referencia a la existencia no supone, sin embargo, estar a favor de cierta tendencia filosófica, la del existencialismo, como podría desprenderse de la locución usada. En todo caso, resulta evidente que el hombre posee experiencia directa y práctica de su existencia. Ella constituye el terreno y el horizonte de su propio vivir, y por eso, debe constituir el parámetro de referencia en toda reflexión acerca del Derecho. No es casual que en la experiencia filosófica occidental se hayan dado dos métodos fundamentales, que poseen el sentido prioritario del principio de certeza existencial: la duda agustiniana1 y el «cogito» cartesiano. Sin duda, la presencia del Derecho en la vida humana es amplia y constante en todos sus momentos. Reconocido esto, con claridad y precisión por todo aquel que posee un conocimiento científico y técnico o técnico-profesional, tal presencia es también reconocida por el simple profano en la materia, ya conscientemente —porque reclama o sufre por algo— ya inconscientemente. Se adquieren los alimentos del día sin pensar que se efectúa una compraventa. Se conserva un documento sin pensar en la norma que —en el caso de los bienes muebles— ampara la posesión como equivalente al título; y lo hacemos, con la certeza y tranquilidad de que es nuestro. Se conduce el automóvil ateniéndose a las señales viarias, sin tener presente que éstas son representación simbólica de otras tantas normas jurídicas, ya sean imperativas, prohibitivas o permisivas. Es más, obrando de esa manera y de otras parecidas, el profano en lo jurídico está seguro de obrar aquello que debe o es lícito hacer, sin advertir la necesidad de determinar si eso es jurídico o no. SERGIO COTTA